Las causas de colapso en la rehabilitación edificios según las distintas fases de intervención son:
FASE 1: ESTUDIO Y DISEÑO
Los colapsos en esta fase son poco frecuentes, pero los errores cometidos aquí se trasladan al resto del proceso:
- Falta de conocimiento sobre la estructura existente, tanto de los daños que presenta como del sistema de cargas en el que trabaja. El comportamiento estructural de un edificio puede verse modificado tanto por la degradación de los materiales que componen la estructura como por las intervenciones que ha sufrido el edificio durante su vida.
Solución: ejecución de demolición interior previa a la redacción del proyecto y estudio de preexistentes.
- Errores en el cálculo estructural o modelización incorrecta, debido a la falta de información sobre el sistema de cargas del edificio; a la ausencia de análisis global del sistema estructural o a la inexperiencia en rehabilitación del arquitecto redactor del proyecto.
Solución: contratación de técnicos especializados en estructuras existentes y en patología estructural, y desarrollo de un modelo estructural ajustado a la realidad constructiva y al estado de conservación del edificio.
- Subestimación de cargas durante fases transitorias. El proyecto debe contemplar la evolución del régimen de cargas durante las distintas fases de consolidación estructural, indicando la secuencia de demoliciones, ejecución y puesta en obra y considerando los apeos y estabilizaciones necesarias en cada fase para soportar los distintos estados de carga.
Solución: redacción completa del proyecto de ejecución, con definición de fases constructivas, estudio de estados intermedios de carga y diseño de medios auxiliares.
- Problemas de compatibilidad estructural entre materiales antiguos y nuevos, lo que requiere conocimiento tanto de los materiales existentes y su estado de conservación como de los materiales específicos para rehabilitación estructural.
Solución: caracterización de materiales existentes mediante ensayos, y selección de sistemas de refuerzo compatibles en rigidez, comportamiento mecánico, adherencia y durabilidad.
FASE 2: INTERVENCIÓN PREPARATORIA
Fase crítica en la que se suelen alterar elementos estructurales existentes sin que todavía estén operativos los nuevos sistemas de refuerzo:
- Errores en la secuencia de intervención. Una intervención técnicamente correcta puede derivar en colapso si se ejecuta en el momento inadecuado.
Solución: planificación detallada y definición en proyecto de la secuencia de actuaciones, prestando especial atención a los estados transitorios de carga.
- Alteración del sistema resistente sin análisis previo. Apertura de huecos, eliminación de apoyos o sustitución de elementos estructurales sin recalcular el conjunto estructural puede provocar redistribuciones no controladas de carga.
Solución: análisis global del comportamiento del edificio con las modificaciones previstas.
- Ausencia de estabilización provisional. En esta fase, muchos elementos trabajan fuera de su configuración habitual. Si no se colocan apeos temporales o sistemas auxiliares de estabilidad, puede comprometerse la seguridad estructural.
Solución: diseño y ejecución de sistemas de apeo en función del nuevo reparto de cargas en cada fase.
FASE 3: EJECUCIÓN DEL REFUERZO
Fase de mayor riesgo, donde se materializa la intervención sobre una estructura que puede estar debilitada o trabajando fuera de su estado de equilibrio inicial:
- Ejecución deficiente de los refuerzos estructurales. La correcta colocación de armaduras, morteros, resinas o anclajes es tan importante como el diseño. La pérdida de adherencia, la fisuración por retracción o la mala conexión con el soporte pueden inutilizar el refuerzo.
Solución: control de ejecución riguroso y personal especializado.
- Puesta en obra incorrecta que genera incompatibilidades. La utilización de materiales sin respetar las condiciones exigidas por el fabricante (humedad, temperatura, tiempos de curado, soporte compatible, etc.) puede comprometer gravemente su comportamiento estructural. Un refuerzo mal ejecutado no solo deja de cumplir su función, sino que puede convertirse en una carga muerta añadida al sistema.
Solución: verificación previa de la idoneidad del soporte, análisis técnico del sistema prescrito y cumplimiento estricto de las condiciones de puesta en obra indicadas en las fichas técnicas de los productos empleados.
- Modificaciones no validadas técnicamente. Cambios en soluciones estructurales por motivos de ejecución o económicos sin aprobación técnica pueden comprometer la seguridad.
Solución: protocolo de validación obligatoria de cambios estructurales.
- Sobrecargas accidentales durante la obra. El sistema estructural puede no estar preparado para soportar acopios, maquinaria o tránsito de cargas puntuales.
Solución: limitar sobrecargas en zonas sensibles, señalizar y planificar zonas de acopio y paso.
- Falta de coordinación entre gremios. Intervenciones simultáneas sin coordinación pueden afectar a elementos estructurales recién reforzados o en fase de curado. Solución: planificación de obra por fases y reuniones técnicas de coordinación.
- Ausencia de supervisión técnica continuada. La falta de seguimiento en fases críticas impide detectar desviaciones o errores de ejecución.
Solución: dirección facultativa presente en fases clave y control documental de los trabajos estructurales.
FASE 4: POST-REHABILITACIÓN / USO INICIAL
Aunque el edificio haya sido reforzado, algunos colapsos se producen tras la finalización de los trabajos, debido a errores ocultos o solicitaciones imprevistas:
- Incompatibilidad entre sistemas nuevos y existentes. Las diferencias de rigidez o comportamiento estructural pueden provocar concentraciones de esfuerzos o redistribuciones no previstas. Estos problemas suelen detectarse en la fase post rehabilitación o uso inicial.
Solución: análisis conjunto del sistema estructural resultante, contemplando compatibilidad y reparto de cargas.
- Humedades y degradación no tratadas. La persistencia de patologías como humedades o filtraciones puede inutilizar los refuerzos o acelerar el deterioro estructural.
Solución: Correcta protección de los refuerzos ejecutados para garantizar la durabilidad en el tiempo
CONCLUSIÓN
La intervención estructural en edificios existentes conlleva riesgos que no pueden abordarse desde la lógica de la obra nueva. La mayoría de los colapsos se deben a una falta de conocimiento previo del edificio, a una planificación incompleta de las fases de obra o a una ejecución deficiente de los refuerzos.
Para minimizar estos riesgos, es imprescindible:
- Realizar un estudio riguroso de preexistentes, incluyendo levantamiento geométrico, catas, ensayos de materiales y análisis del sistema de cargas en su estado actual.
- Contar con un equipo técnico especializado en rehabilitación estructural, capaz de modelizar adecuadamente el comportamiento conjunto de elementos nuevos y existentes.
- Redactar un proyecto de ejecución completo, que contemple las fases constructivas, los estados transitorios y las medidas auxiliares necesarias en cada momento.
- Adjudicar la obra a una constructora con experiencia demostrada en rehabilitación estructural, con medios adecuados y personal cualificado para ejecutar soluciones técnicas con precisión.
- Garantizar una dirección facultativa activa, con presencia continuada en las fases críticas y capacidad para validar o corregir decisiones en obra.
Solo desde esta combinación de diagnóstico preciso, diseño técnico riguroso y ejecución especializada puede abordarse una intervención estructural con garantías de éxito.
En Antana llevamos más de 15 años interviniendo en estructuras complejas con un enfoque integral: diagnóstico, planificación y ejecución especializada. Entendemos que en rehabilitación estructural no hay margen para la improvisación.